lunes, 11 de agosto de 2008

Pa habernos matao !!!

Si hay una frase que pueda resumir la excrusión que hicimos ayer al Monte Rainier desde luego que es esta: "pa habernos matao!"

Pero empecemos por el principio... viendo el buen tiempo que hacía decidimos junto con nuestros amigos alemanes que sería una buena idea salir de excursión. Tomamos rumbo al Mount Rainier National Park, un parque con increíbles paisajes y montañas, situado a 83 kilómetros de Seattle. El Mount Rainier tiene 4.300 metros de altura, dominando este parque y la mayoría de las vistasde gran parte del oeste del estado de Washington. Recibe aproximadamente un millón y medio de visitas al año, por lo que cuenta con una extensa red de senderos muy bien preparados.

Por lo bucólico del nombre decidimos iniciar nuestro camino en el paraíso, Paradise se llamaba el punto inicial, para hacer una ruta de unos 10 kilómetros. Nada más llegar nos dimos cuenta de la intensa niebla que había en lo alto de la montaña y que no nos dejaba ver la cumbre, lo que no llegamos a pensar es que nuestro recorrido atravesaba toooooda esa niebla.

Los primeros pasos fueron sencillitos, por un camino asfaltado un poco fresco pero se estaba bien. Incluso nos paramos a hacer unas fotillos en las cascadas Myrtle.

Poco a poco fuimos ascendiendo y adentrándonos en la niebla, aunque los contínuos riachuelos y parajes verdes nos tenían un poco despistados y no éramos muy conscientes en dónde nos metíamos.

Estas eran nuestras caras sonrientes al inicio del camino

Y aquí estamos disfrutando de los primeros pedacitos de nieve que nos encontrábamos, ¡ángelicos! Si algo vimos durante el camino fue nieve, y quien dicer ver puede decir también tocar, saborear, caer sobre y un largo etcétera

Aunque la verdad es que los paisajes merecían la pena cualquier esfuerzo

Este fue uno de los parajes que más nos impresionó, todo a nuestro alrededor era blanco (bien por la nieve o bien por la niebla) y no se oía absolutamente nada. Cuestra creerlo pero descubrimos lo que era el silencio !!

En esta imagen se puede ver el caminito que recorrimos... esta vez era en llano, pero lo sufrimos cuesta arriba y cuesta abajo, fue realmente entretenido sobretodo por que había que intentar no dejarse los piños que de vez en cuando son necesarios para comer y esas cosas.

Durante un largo camino esto era todo lo que veíamos, por supuesto acompañado de agua y viento ¡cómo no!

¡Y llegamos a Panorama point! Fue un momento muy emocionante ¡lo habíamos conseguido! Ahora sólo faltaba bajar... que era la mitad del camino. La pena fue que apenas podíamos ver nada por culpa de la niebla ya que seguro que las vistas desde allí eran impresionantes.

Aunque parezca mentira, alrededor de la nieve había muchísimas plantas y flores incluso vida salvaje que poco le importaba quien pasara por allí, como esta pequeña ardilla prima- hermana de nuestro vecino Ronin.

Por suerte, y con las piernas ya flojeando, empezó la bajada pero tardamos mucho en despedirnos del viento y la nieve.


Por fin, y tras cuatro horas de camino empezó a brillar el sol y nuestras caras cambiaron

No sin falta de asombro al ver desde abajo dónde habíamos estado

Ya podemos decir eso de "yo estuve allí", pasamos un día muy divertido y aunque a día de hoy sigamos sufriendo las consecuencias (por suerte sólo unas pocas de agujetas) podemos decir que fue una excursión para recordar y repetir.

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