Este es el salón visto desde la cocina
Como resumen... estamos muy agusto, con casa de sobra y viendo más moqueta que en toda mi vida. Por suerte el baño y la cocina se han librado pufff.
Fue un viaje de unas 10 horitas, las azafatas te tenían bastante entretenido ya que cada dos por tres te daban algo de comer o beber y además teníamos nuestra propia pantalla para poder ver películas, pero a algunos niños hiperactivos como Dani se les hizo un poquillo pesado el viaje. Sin bien es cierto, que como buenos niños americanos apenas hicieron un ruido los pobres. Del vuelo me sorprendió que pasáramos por encima de Groelandia y entráramos por Canadá, una pena no haber tenido ventanilla aunque me parece que se va tan sumamente alto que no se veía nada pero bueno… habríamos tenido un entretenimiento más jeje. ( salida en la chincheta verde, pasando por la amarilla y aterrizando en la azul)
Porque lejos del típico negro rapero del Bronx y del policía rudo y recién divorciado (y a la vez tan atractivo ^^) que nos presentan en las películas americanas en este país hay gente muy muy maja.
Desde el primer momento, salvo por los agentes de aduanas que claro tienen que ir de duros, el resto de las personas con las que nos hemos cruzado han sido muy amables. Todavía me sorprende que si alguien se cruza contigo por la calle como mínimo te sonríe, muchos de ellos incluso te saludan. Siempre había pensado lo fácil que sería poner buena cara a la gente con la que te encuentras por la calle, aún cuando seguramente no la vayas a volver a ver en tu vida, porque el aire que se respira es diferente y no cuesta tanto regalar una sonrisa. Lo bueno es que además son muy hospitalarios, y cuando se dan cuenta de que no les entiendes en seguida te hablan más despacio e intentan ayudarte en todo lo posible.
Pero ahora es cuando entramos en el capítulo que yo todavía no termino de creerme, que es el tema de los conductores. Nunca he visto conductores más civilizados, y no sólo con los peatones sino entre ellos mismos. Ya puede estar el semáforo en verde y el empanado de turno que no se entera y no se mueve, aquí nadie dice nada!! Pero es que si eres un peatón… eres Dios! Que quieres cruzar, sólo tienes que darle a un botoncito, tu semáforo se pone en verde al instante y ya puedes cruzar. Que no hay semáforo, no pasa nada, casi se pegan por parar para dejarte pasar, sea donde sea y haya el tráfico que haya. Si vas andando por un aparcamiento para ir a coger el coche, el resto no te adelanta, van tranquilamente detrás tuya hasta que te subes a la acera o coges otro camino ¡increíble! Si hasta en los stop se pelean por ver quién pasa antes. De verdad, a mí ya hasta me sabe mal ir por medio de la calle o cruzar por donde no debo…
En fin, que debe ser que la naturaleza relaja y sienta bien a la gente porque de verdad que así da gusto salir a la calle.