martes, 23 de septiembre de 2008

Buscando a Willy

Este sábado fuimos en busca de Willy, la famosa orca de la película, o al menos alguno de sus familiares. Resulta que la zona del norte de Seattle es muy rica en orcas, ballenas, leones marinos y demás, por lo que hay muchas empresas que se dedican a hacer tours turísticos para ir a verlos y allí que nos fuimos.

Para empezar tuvimos un caminito de una hora en coche hasta Anacortés de donde sabía el barco. Por cierto, una población con un nombre tan tan español ya que fue descubierta en 1970 por un explorador español. Desde aquí salen ferrys tanto a las islas San Juan, paraíso donde los haya, como hacia Canadá. De echo el desde aquí parte el ferry que hace el segundo recorrido más largo del mundo.

Una vez llegamos allí, fichamos y nos fuimos hacia el barco. Íbamos unas 100 personas de todas las edades, abrigaditos porque nos salió el día revelde y con muchas ganas de ver una orca.

Por el camino pudimos disfrutar de unos paisajes muy bonitos, un poco estropeados por el tiempo, y de muchos animales sobretodo pájaros... con lo que a mí me gustan. A las dos horas de camino nos comunicaron que entrábamos en aguas internaciones y que estábamos en Canadá. Dani y yo nos miramos con el mismo pensamiento, ¡ay que vamos de ilegales a ver si no nos dejan volver a Estados Unidos! jajaja

¡Y por fin las encontramos! Un grupo de 5 orcas nadando entre las rocas, había un macho grandísimo, 2 hembras y un par de orcas más pequeñas. Sabía que me gustaría pero es realmente impresionante, ¡qué ilusión! Por si la estampa no fuera suficientemente bonita nos salió el sol para terminar de coronarlo. Nos acercamos bastante, dentro de lo normal y las vimos muy bien. Subiendo a la superficie, cambiando de dirección, expulsando aire como geisers.

Una de las anécdotas que nos contaron fue que hay una orca, hembra, en California conocida porque se dedica a cazar tiburones, ni más ni menos. Habrá que verla a la amiga!!

En el camino de vuelta vimos un población muy grande de leones marinos, incluso tuvimos la suerte de encontrarnos a varios de ellos jugando en el agua muy cerca de nuestro barco.

Fue un día para recordar, una experiencia única que no esperaba nos fuera a gustar tanto. Quedan ganas de repetir, pero la próxima vez será en verano y en kayak ¿alguien se anima?

1 comentario:

Anita Patata Frita dijo...

Que miedooooo!!! tia que eso son bichos mu grandes jeje