A 184 metros del suelo

es donde comimos el domingo pasado, arriba, en el restaurante de la Space Needle y fue todo un lujo. Recorrimos esa distancia en un ascensor en algo más de medio minuto, por suerte era interior y apenas en un par de momentos puedes ver el paisaje porque mi vértigo habría acabado conmigo jeje.

Una vez arriba nos sentamos en una mesa justo al lado del cristal, con unas vistas impresionantes de todo Seattle que iban mejorando por momentos ya que el restaurante va girando lentamente (1 vuelta por hora) y se ve la ciudad en 360 grados. El ambiente y los camareros muy buenos, y la comida... nos pusimos morados.

Me gustó mucho tener esta vista de Seattle ya que es muy diferente a verla desde la calle, lejos de ser una gran ciudad cosmopolita como yo pensaba es una ciudad de grandes contrastes. Por un lado, esta la zona centro con edificios muy altos de oficinas

Pero en cuanto miras al oeste te encuentras con la bahía del Pudget Sound y cuando miras al este te encuentas con el lago Washington, a apenas unas calles del centro. Además en todo momento tienes la vista de las montañas en el horizonte, bien el Mt. Rainier, la península Olímpica o las montañas de Canadá.

Una vez bien alimentados subimos al observatorio, hacía un día expléndido y se estaba de maravilla allí arriba, dimos una vuelta (literalmente) e incluso nos paramos para mirar por los "prismáticos", hacer un poco el tonto y que todo el mundo allí arriba se diera cuenta de que no somos americanos (esta gente es tan silenciosa que en cuanto te despistas y te ríes un poco alto se te oye a 10 metros, pero no porque seamos ruidosos eh??)

Aprovechamos también para hacer unas cuantas fotillos y bajar la comida que yo creo que a esta altura pesa más de lo normal... eso o que comímos muchísimo, que también puede ser.

Fue una experiencia que mereció la pena, ya que estar sentado mientras comes tranquilamente con estas vistas no es algo que se pueda hacer todos los días.