La primera semana

Hoy cumplimos nuestra primera semana en Vancouver y me he dado cuenta de que todavía no había escrito nada en el blog, lo tengo de descuidado... Pero, y no quiero que suene a excusa barata, primero me tenía que hacer con el entorno... es decir, callejear y descubrir ¿suena duro eh? jajaja

Bueno, vayamos paso a paso que hay mucho que contar aunque me guardaré algún as en la manga para futuros post :D

Tal y como ya adelanté el miércoles día 4 fuimos hasta Madrid para coger el avión que nos traería a Vancouver, y lo confieso fue inebitable no llorar con tanta despedida y tanta emoción contenida... pero la agente de seguridad pronto me secó toda lágrima ya que aún no llevando nada de metal volví a pitar y me volvieron a sobar... yo creo que llevo la pata de palo o algo así porque esto no es normal; en fin, al final me acostumbraré y el día que no me registren me ofreceré voluntaria.

El vuelo transcurrió tranquilo, pocas horas de espera en Amsterdam y unas 15 horas después de la salida estábamos aterrizando en Vancouver. Comimos bastante y rico, vimos unas cuantas películas ya que ahora sí las entendemos jeje y una servidora durmió prácticamente la mitad del viaje... o más. El aterrizaje es precioso ya que el avión hace entrada desde el océano, bueno la bahía, y hay unas vistas espectaculares.

Una hora después del aterrizaje, con todos los papeles en regla y maletas en mano (sí, llegaron sanas y salvas) fuimos a por el coche. Esta vez, es sólo grande no gigante como el americano... lamento decir que en el maletero sólo nos caben 2 cadáveres no 3 ¡vaya! Y tomamos caminito a nuestra nueva casa.

Esto no debería decirlo ya que no es una novedad, pero nos perdimos jaja A veces con google maps no es suficiente y más si llevas como 48 horas sin dormir , hay que llevar un coche automático lo que siginifica que Dani se tuvo casi que atar la pierna izquierda al asiento, y estas en una ciudad nueva. Pero bueno, lo recondujimos y llegamos en seguida.

¡primer susto! este es nuestro edificio...

y por si parece poco vivimos en el piso 26, es decir casi casi en el último piso ya que tiene 28 jajaja. Ante esto dos apuntes: uno, una vez acostumbrados estamos encantados, cualquier día me compro unos prismáticos porque esto es mejor que el Gran Hermano... tenemos unas vistas increíbles. Y para muestra un botón

Y dos, a día de hoy se me siguen taponando los oidos cada vez que subo o bajo... ¿es normal?

Los primeros días los dedicamos a investigar la zona, vivimos en Downtown, vaya en el mismo centro. Tenemos de todo a mano: supermercados, tiendas de ropa, centro comercial, teatros y cines, cafeterías, la bahía... hasta el estadio de hockey!

Sí también tuvo lugar la temida "primera compra" pero esta vez fue menos traumatizante, salvo por el precio... pero eso son males menores, al menos no me ahogué en el pasillo de los cereales, sólo me equivoqué y compré unos malísimos que ahí siguen en el armario esperando a que alguién sin ninguna papila gustativa viva venga y se los coma.

El lunes nos despertamos con nieve en la calle y en los tejados... y Dani a currar! es que tiene una suerte el chiquillo! Pero bueno, fue y vino en el autobús de la empresa así que no fue un gran problema. Sorprendentemente el tiempo no está tan loco como parece y a mediodía salió el sol y dejó de nevar, porque incluso en esta zona es raro que nieve en marzo, y pude disfrutar de un buen paseo por la bahía aunque frío lo que se dice frío hacía hasta para aburrir (habrá fotos próximemente).

Ayer tocó mañana de papeleo y tarde de relax con compra y paseo incluido así que no hay mucho que contar. Bueno sí, que los canadienses se quejan porque en las oficinas de empleo les toca esperar media hora... les parece una locura! Cuando les comentaba que aquí puedes estar fácilmente 3 horas para un papel les parecía un cuento de hadas.

Y bueno, ya he puesto esto un poco al día... mañana más y mejor :D