El fin de semana pasado aprovechando que era puente (sí lo sé, tardo un poco más en escribir y cuento las navidades en verano) nos juntamos con unos buenos amigos en Zaragoza. Una ciudad que recordaba de hace ya unos cuantos, bastantes, años ya que viví allí pero que me sorprendió de nuevo; sobretodo mi buena memoria, algo no muy común, al acordarme de algunas calles e historietas.
Como todo disfrute merece un sacrificio nos levantamos poco antes de las 6.30 de la mañana para estar allí a las 8.30 y así recoger a Albert y Cris (¡guapos!) que llegaban a esa hora en el Ave, si es que para todo hay clases y clases jaja. Todavía no me creo que encontráramos la estación a la primera y llegáramos hasta pronto jeje, lo que desde luego no me sorprende es que luego nos perdiéramos camino del hotel y es que a veces seguir a Google maps impreso cuesta más de lo esperado.
Lo que está claro es que dimos el cante allá por donde fuimos, nos paró la policía por una medio pirula- medio despiste que casi hacemos. Y es que intentamos entrar por una calle en la que sólo podía entrar el transporte público, cuando Dani se dio cuenta paró para intentar rectificar con la suerte de que la poli estaba detrás nuestra. El simpático policía, que no digo que todos lo sean, paró a nuestro lado y espetó: "¿ejque no sabes leer?", a lo que Dani contestó: "claro, por eso me he parado. Buscamos un hotel y estamos perdidos". Mucha pena les dimos o no sé lo que fue, pero nos guiaron y dejaron marchar.
Por supuesto que esto no iba a ser todo, nuestra llegada al hotel también estuvo marcada por una serie de anécdotas que debieron hacer pensar a la recepcionista que éramos poco menos que idiotas ya que hasta nos enseñó a abrir la cerradura electrónica de la habitación con la siguiente explicación: "esto es la llave (señalando una tarjeta) para abrir la puerta se introduce en la ranura, cuando la lucecita se pone verde se puede abrir y si se pone roja es que la has metido mal", todo esto dicho suuuuper despacito y haciendo la demostración práctica a la vez por si nos perdíamos.
La tarde se pasó más rápida de lo que quisimos, y entre charlas y risas pasó volando, además la pateada del día anterior (ni más ni menos que 10 cuadros en el mapa de Zaragoza que nos acompañaba) nos dejó sin ganas de seguir andando.
Ha sido un fin de semana turístico, aunque sin duda de lo que más hemos disfrutado es de la compañía que al fin y al cabo era lo que pretendíamos. Lo pasamos genial o más y chicos... ¿para cuándo la próxima? :DD
Por cierto, es cosa mía o cada vez que hablo es sobre comida??? Creo que me lo tendré que hacer mirar...
1 comentario:
anda, no sabía que habíais visitado mi tierra...
Lo del arco lo tengo que `probar!!! por cierto, enfrente de ese arco hay una taberna irlandesa que me encanta, se llama Gallaghers...por qué? Porque es ahí donde se reunen los angloparlantes!
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